jueves, 22 de marzo de 2012

La Vinotinto seguirá siendo la misma

Por Richard Méndez   Tomado de ESPNdeportes.com


Empecé relatando fútbol en 1996, en los tiempos en que no se conseguían patrocinadores para las transmisiones radiales de la selección.
Recuerdo a los equipos de Rafa Santana, Eduardo Borrero y Pastoriza sin un verdadero apoyo de las empresas ni privadas ni públicas. El torneo local era la misma historia y me acuerdo del Estudiantes del '99 que fue a jugar la Libertadores sin sponsor en el pecho, aunque le daban la vuelta al continente venciendo rivales de Uruguay, México, Ecuador y Paraguay, y que para colmo debieron usar un vuelo militar para poder cumplir el calendario, pues no había dinero para pagar los boletos.
En tiempos de la "Rebelión Vinotinto", cuando el equipo dirigido por Richard Páez empezó a torcer la historia, fue que todos volcaron su mirada hacia el once nacional y apostaron primero Empresas Polar y luego fueron llegando otros como PDVSA, que apareció justo antes de aquel partido en una noche lluviosa en Pueblo Nuevo cuando en junio de 2004 se perdió con Chile por la mínima.
Ni el fútbol empezó a jugarse en el 2000 ni la selección nació cuando llegaron los patrocinadores a comienzos del tercer milenio. Crecí viendo como las camisetas de los equipos de béisbol parecían las páginas amarillas del directorio telefónico mientras que el fútbol andaba de "patito feo" en el que nadie quería gastarle una locha, aunque se le exigían resultados y se le criticaba duramente cada día.
Por eso me identifico tanto con la canción del buen amigo NK Profeta, pues en su tema dedicado a la Vinotinto es claro al preguntar: "¿Cómo sin apoyo el fútbol saldría adelante?"
Aquellos eran tiempos difíciles que al fútbol venezolano le tocó superar, pese a que casi nadie le tendía la mano. El fútbol profesional, al igual que la Vinotinto, creció por méritos propios y atrajo a los que hoy le acompañan. La verdad que su desarrollo no se lo debe a patrocinadores, sino a los que siempre trabajaron en él como los Valentinier, Santana, Roque y todo aquel que invirtió su tiempo, sus conocimientos o su dinero a riesgo de pérdida solamente por un sueño.
El fútbol venezolano siempre se levantó sin grandes inversionistas aunque mucho le hubiesen ayudado. Me parece fabuloso que hoy se disputen la posibilidad de anunciar y de apoyar al seleccionado y que hasta sea un asunto de estrategias de mercadeo para varias empresas que definitivamente luchan por una parcela de la camiseta.
Lo único que pido es que esta situación no politice un símbolo de la venezolanidad que es fiel reflejo del verdadero venezolano, ese que festeja, sufre y llora por una camiseta que no le pertenece exclusivamente ni a rojos, ni azules o amarillos, pues es de todo un país y es Vinotinto.
Las marcas no son las que juegan ni las que ganan partidos, son un apoyo para el crecimiento, una parte de un enorme proyecto que debe seguir ejecutándose.

No hay comentarios:

Publicar un comentario